
RAÚL DOBLADO Aquilino Duque y Antonio Rivero improvisaron el homenaje a Foxá en la calle
Los mismos que en aplicación de la «Ley de Memoria
Histórica» le quitaron una calle en Sevilla al General Merry por su
vinculación con el franquismo -sin saber que la calle no estaba dedicada
a Pedro Merry Gordon, sino a su padre, que fue combatiente en la Guerra
de Cuba-, para dársela a Pilar Bardem -«Nací en Sevilla porque en algún
sitio hay que nacer»- han prohibido la celebración de un homenaje
literario a Agustín de Foxá con motivo del 50 aniversario de su muerte
«por respeto a la memoria histórica». El acto pretendía recordar las
virtudes literarias de Foxá, autor de obras tan importantes como
«Madrid, de Corte a checa». Pero los organizadores se econtraron con el
veto del grupo municipal de IU al llegar al Centro Cívico en el que iban
a glosar su figura. Una carta que les dejó el guarda de la puerta les
impedía el paso, pese a que tenían el permiso pertinente del
Ayuntamiento. «Siguiendo instrucciones de la delegada de Participación
Ciudadana, se le deniega el acceso». Lo mejor es que la redicha
delegada, Josefa Medrano, comunista que llegó al poder por su intensa
actividad sindical en la Fábrica de Tabacos de Sevilla, tenía sus
argumentos preparados: «Esta determinación se ha tomado por respeto a la
memoria histórica y por evitar que el acto se convirtiera en una
apología del franquismo».
Medrano descubrió después de dar el permiso a los
organizadores que Agustín de Foxá fue falangista, diplomático y
articulista de ABC. Suficientes datos como para permitir que se le
homenajeara. Así que obligó a los ponentes a dar su conferencia en plena
calle.
A los poetas participantes, que acusaron a los censores
de «estalinistas rancios», no se le cayeron los anillos por dar su
charla debajo de un árbol. El premio nacional de Poesía Aquilino Duque
incluso agradeció el veto «porque es un honor mucho mayor que el hecho
de que le den a uno la Medalla de Andalucía». Y Antonio Rivero
Taravillo, que acaba de recibir el premio Comillas de biografía por su
obra sobre los primeros años de Luis Cernuda -pura apología del
franquismo- insistió en que «sólo ellos hacen interferir lo político con
lo literario, porque yo sólo quiero decir que Agustín de Foxá es un
prosista y un poeta excepcional». El filólogo Javier Compás, organizador
del acto, matizó: «Esto es como si prohibimos los actos sobre Rafael
Alberti porque era comunista. Los demandaremos por prevaricación».
Mientras los poetas hablaban a la intemperie, en las
dependencias municipales seguía colgando la bandera republicana y un
cartel sobre los actos que el Ayuntamiento sufraga para celebrar el «50
aniversario de la Revolución Cubana». Porque la literatura la pone
Josefa Medrano, la cigarrera.